Al día siguiente la gran multitud que había acudido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua se enteró de que Jesús llegaba a la ciudad. Entonces cortaron hojas de palmera y acudieron a recibirle, gritando: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Rey de Israel!”. Jesús encontró un asno y montó en él, como se dice en la Escritura: “No tengas miedo, ciudad de Sión; mira, tu Rey viene montado en un borriquillo”.
Jn 12, 12-16