Nuestra experiencia nos dice que necesitamos reconocer nuestros errores para mejorar, porque no somos perfectos. También que necesitamos “alimentos” para trabajar, jugar, hacer cosas,… En clave cristiana, la reconciliación nos acerca a Dios porque Él es, sobre todo, amor y compasión. Ya lo explicó Jesús en la maravillosa parábola del hijo pródigo. Y en la eucaristía, nos “alimentamos” del mismo Jesús para hacer realidad el Reino de Dios entre los hombres y mujeres de mundo: reino de amor, justicia y paz.
Pues bien, a esta tarea tan apasionante y significativa, padres y madres de nuestro colegio dedican la tarde de los miércoles a los niños y niñas de 4 y 5 de Primaria como preparación para recibir estos sacramentos. Divididos en pequeños grupos de 6 o 7 miembros, dedican una hora semanal a repasar los fundamentos de nuestra fe, a aprender las oraciones y, sobre todo, a conocer más y mejor a Jesús… descubriéndolo como amigo y compañero de camino.
Se parte en cada catequesis de la experiencia humana de los niños y niñas para descubrir en las palabras de Jesús el significado religioso de lo que van viviendo y experimentando en su vida familiar y escolar. También hay momentos explícitos de oración, de relación directa con Jesús. Por último, se procura “aterrizar” con un pequeño compromiso semanal que recoja lo aprendido durante la catequesis.
Durante las reuniones de catequistas se evalúa la sesión de trabajo realizada y se prepara la sesión del día siguiente. Sólo así podemos ofrecer un proceso de calidad.
En este proceso, la participación de los padres y madres de los niños y niñas es muy importante. Por medio de un pequeño folleto pueden seguir el desarrollo y contenido de todos los temas que se van tratando, además de tener que realizar con sus hijos e hijas algún trabajo específico, por ejemplo: leer y comentar algún pasaje de los evangelios, hablar de los momentos más importantes vividos por la familia, recordar cómo se vivió la celebración de algún sacramento recibido por alguien de la familia,…etc. Ciertamente muchos padres y madres, gracias a este proceso catecumenal de su hijo o hija, profundizan en su experiencia de fe, tal vez abandonada algún tiempo atrás, y recobran la ilusión por vivir su vida en clave de los valores del Evangelio. En este sentido, la experiencia de los niños y niñas, estimula también la de los padres y madres.
Por último, es importante valorar en su justa medida el trabajo de acompañamiento de los catequistas. El tiempo que dedican a esta labor y el trato sencillo y acogedor hacia los niños y niñas es fundamental en este proceso que el colegio oferta dentro de su proyecto evangelizador.
Serafín y Verónica, responsables Iniciación Sacramental