¡¡La experiencia ha sido fantástica, inexplicable!! Cabe destacar el sentimiento de comunidad de todos los integrantes del grupo, así como el recuerdo de toda aquella gente que, desde diversos ámbitos de nuestra ciudad, en especial el colegio Marista y toda la provincia Mediterránea, la diócesis de Mérida-Badajoz y la ong SED, nos están apoyando y hacen posible que vivamos esta experiencia desde la sencillez. Y, por supuesto, destacar también el recibimiento de todas las comunidades de hermanos maristas de Bolivia, que han hecho nuestro viaje más acogedor y entrañable.
En este tiempo se realizaron diversas actividades tanto con niños como con jóvenes y adultos; algunas de ellas han sido: apoyo escolar en las escuelitas a los niños con más dificultades, charlas de salud e higiene, consulta médica, talleres con niños y con madres, encuentros con catequistas y jóvenes (principalmente los alumnos con beca de estudio en Roboré), etc.
Pero sin duda la “actividad” principal fue la convivencia diaria con las familias. ¡Qué personas tan maravillosas! Las visitas a sus casas se convirtieron en los momentos más intensos y esperados del día pues era donde más contacto directo teníamos con la gente, con sus vidas, sus problemas diarios, sus ilusiones…, y donde con certeza más hemos aprendido. Cada día, y con una disponibilidad formidable, una familia nos proporcionaba desayuno y almuerzo, lo que nos posibilitaba introducirnos poco a poco en las comunidades e ir conociéndolas, sintiéndonos parte de ellas. Realmente nos han tocado el corazón con su sencillez, humildad y alegría.
Un lujo de experiencia que esperemos se continúe en el tiempo.
