¿QUÉ PUEDO HACER YO? ES UNA PREGUNTA MUY OPORTUNA EN ESTE MOMENTO, SOBRE TODO SI NO SOMOS DE LOS MÁS AFECTADOS POR LA CRISIS.
Los discursos sobre la crisis, sus causas y consecuencias son muy diversos, plurales y constantes, por todos sitios y a todas horas. Todos tienen su visión y su forma de entender esta situación, los empresarios, los sindicatos, los partidos políticos, los economistas, los periodistas… A veces nos sentimos desbordados por la oratoria sin fin de los analistas, algo menos extendido es el conocimiento de los rostros de la crisis en su cruda realidad. Aquí ya son los periodistas y realizadores de medios de comunicación social que pretenden provocar y llegar al sentimiento de la población con imágenes y casos que son llamativos y en algunos casos escandalosos, recuerdo ahora mismo esos programas en los que aparecían personas que habían sido desalojados de sus viviendas por sus deudas hipotecarias, en la que sus pisos fueron tasados a un precio para concederles préstamos, y ahora el mismo banco se los ha tasado a la mitad, se han apropiado de sus viviendas, y ellos siguen debiendo la hipoteca, o sea de cine. Todo legal pero nada ético, así es el sistema.
Otra perspectiva es la de aquellas organizaciones que se entienden desde su deseo de ser solidarias y responder a las necesidades más básicas y urgentes que tiene la población, y que nos tocan el corazón pidiendo que aportemos limosnas en orden a proteger a los que menos tienen en la sociedad, así ayer un profesor de la universidad me contaba cómo su tía, cuando se quedaron solos, le comentaba que a su hija menor le estaban dando productos del banco de alimentos porque están fatal, personas que siempre vivieron de su trabajo y nunca pensaron que iban a necesitar ayuda de estas instituciones. Estas organizaciones tratan de recaudar fondos para resolver cuestiones de urgencia, aunque también las hay que van más allá, como Cáritas, y pretenden hacernos partícipes de una reflexión consciente de la situación y de la realidad que está a nuestro alrededor muy cerca de nuestros propios rostros, en la vecindad y hasta en nuestra familia; mi sobrina, madre de una hija de un año, hace un mes se quedó sin su trabajo de cuatro horas con un sueldo ridículo, siendo titulada como maestra de audición y lenguaje. Muchos años de preparación pero sin horizonte laboral y con una niña que le empuja al futuro.
Pero es el momento de lanzarnos a una pregunta que no suelo ver casi por ningún sitio, y que sin embargo entiendo que tiene que ser la propia de la ciudadanía y del sano humanismo, y que es la que más de uno se está haciendo pero que no se hace pública, ni forma parte de las campañas. La cuestión es simple: ¿tú que puedes y debes hacer en este tiempo de crisis para luchar contra ella y apostar por los que más la sufren? Formo parte de grupos de profesionales cristianos y este tema es el que nos trae de cabeza en estos dos últimos años. Se trata de humanizar en tiempos de crisis desde nuestras profesiones, nuestra familia, nuestra economía, nuestra ciudadanía y desde nuestra iglesia. Hemos hecho camino revisando la vida en nuestro quehacer profesional, nos hemos planteado cómo ser en el espacio de lo público todos los que son funcionarios y a qué están llamados, hemos analizado la situación de los autónomos y de las pequeñas empresas, sus dificultades y posibilidades, hemos mirado a la familia y su importancia en responder y acoger a los miembros que en estos momentos pasan dificultades tanto de orden psicológico como económico, nos hemos detenido en la posibilidad de emplear y dar dignidad desde horas de trabajo a personas concretas, para que no reciban limosna sino pago por su trabajo digno, hemos escuchado a personas que estos tiempos frente a empresas competitivas se dedican a generar empresas de comunión, que aunque tienen ánimo de lucro, se centran en las personas, los socios, los trabajadores, los usuarios y se busca el verdadero bien común. Y así muchas cosas más, hasta el estudio de las ayudas sociales oficiales de la Junta de Extremadura y sus deficiencias en el modo de adjudicarlas y administrarlas.
Desde este trabajo, considero que la pregunta fundamental y oportuna en tiempos de crisis, amén de análisis, causas y consecuencias, es qué puedo hacer yo desde los distintos ámbitos y dimensiones de mi vida y mi persona. Ahí nos jugamos lo mejor y más auténtico de nuestras personas en este momento. Y esa es la pregunta que queremos extender para buscar juntos respuestas que sean dignificadoras de todos y cada uno de los que queremos vivir a fondo y con autenticidad este momento. En esa línea va el foro abierto que tendremos en el centro de profesores de Badajoz, el jueves día nueve de diciembre, oiremos voces que nos hablarán de los rostros de la crisis desde un joven empresario que lucha por mantener el trabajo y el sueldo de sus compañeros, una joven que sufre dificultades fuertes en su trabajo, un persona de una ventanilla de una caja de ahorros que ve casos cada día de problemáticas hipotecarias y de otro orden, así como un experto de Cáritas que nos mostrará los datos de nuestra provincia y en especial de nuestra ciudad y el quehacer para llegar a los más pobres. Todo ello para que después entremos en lo que es fundamental: ¿Qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para responder a estos rostros con dignidad y justicia, con verdadera solidaridad? La crisis tiene rostros concretos que demandan una respuesta personal y activa de todos. Implícate y miremos cara a cara los rostros de la crisis.
Gracias a José Moreno Losada.