Llegamos al "ecuador" de la Cuaresma. Es una invitación a tener a Jesús como "luz", como "camino", como "guía" ... Con frecuencia nos sentimos desorientados, perdidos, dubitativos,... pero Él siempre está a nuestro lado, ofreciéndose a guiarnos, a ayudarnos en nuestras decisiones, a darnos fuerza en los momentos de debilidad... A Nicodemo, amigo que le sigue desde la clandestinidad, Jesús le dice que hay que nacer de nuevo, que es tanto como decir que hay que optar por otros valores distintos a los que el mundo nos ofrece y que no nos acercan a Dios... Esa es la vida que nos presenta Jesús,.. esa es la luz que necesitamos para ver con claridad... De nosotros depende vivir en la "luz" o en las "tinieblas"...
Durante la celebración del pasado domingo, en la homilía, se apagaron las luces de la capilla y reflexionamos en silencio qué significa para nosotros que Jesús sea la "luz" y cómo podemos ser también nosotros "luz" para los demás... Cada cierto tiempo fuimos encendiendo algunas "velitas" depositadas cerca del altar y que significaban nuestro deseo de vivir siempre en la "luz" que nos ofrece Jesús.